ORINTIA FUTSAL CAMPEÓN
En casa, Francisco Morato marca su primer gol en la Copa LPF Sub-20
El equipo madrileño gana su tercera Copa de S. M. el Rey cuatro años después de la última y aparta al Jaén Paraíso Interior de la gloria una vez más (6-1)
El Movistar Inter volvió a saborear las mieles del éxito cuatro años después. Su último título fue la Copa de S. M. el Rey del año 2021 y ese mismo trofeo lo sigue siendo, aunque esta vez el de la edición de 2025. Superó al Jaén Paraíso Interior en una final apretada en lo emocional hasta que el segundo acto resquebrajó toda ilusión andaluza por romper su maleficio en la competición: es la cuarta final perdida, más que nadie sin tocar el oro. De esta forma, son tres las que adornan el palmarés del conjunto capitalino. Vuelve a sentarse en el trono de campeón.
El encuentro empezó tranquilo, con ambos conscientes de que controlar el tiempo era indispensable en un último escenario como ese. El mayor problema para el Jaén era quedarse sin combustible. Sobre todo, porque debían compensar el mayor desgaste en la semifinal con interrupciones en el juego para recuperar oxígeno. Eso lo leyó a la perfección el Inter, que empezó cercando la meta andaluza con alguna que otra acción elaborada. No obstante, faltaba una rotura de esquemas para que se diera entrada al frenesí, que metiera el miedo en el cuerpo a alguno de los dos y se electrizara todo. Llegó en el décimo minuto, cuando Espíndola salió a despejar una pelota con la coincidencia de que a la interceptación de Raya le siguió una mirilla en su zapatilla derecha. Su disparo entró tan ajustado que al arquero no le dio tiempo a reducir el ángulo. El 1-0 sonreía a los telefónicos.
Al Jaén no le quedó otra que reaccionar. Los disparos de Dani Zurdo y Renato no tuvieron éxito, por lo que la siguiente estrategia consistía en otros tantos de Espíndola, con más espacio, a los que sacaba rédito con diversos saques de esquina y banda, ergo, segundas oportunidades. A los telefónicos se les fue yendo poco a poco la cobertura y se intuía que el empate estaba próximo. Zurdo, que en esta Copa del Rey se mereció la corona, niveló la balanza. En el costado del área, pisó la bola para desubicar a su par y superó a Jesús Herrero con una picadita llena de talento. Mati Rosa no la tocó en el segundo palo por respeto. Faltaban tres minutos para el descanso y los amarillos sentían que era su momento. En el otro banquillo, los de Riquer volvieron a desactivar la euforia con circulaciones tan prolongadas que dejaron la euforia de la grada en un simple burbujeo. El segundo acto volvería a ser decisivo.
El acelerador lo siguió presionando el Jaén, que de repente olvidó lo que eran las agujetas. Varias acciones de Brandi suelen tener efectos curativos en sus compañeros. Se llama confianza. El deporte, sin embargo, no siempre tiene los mismos planes que la inercia. Así las cosas, en un momento delicado del Inter apareció de nuevo Raya para soltar dopamina. Un tremendo chut del granadino dejó a Espíndola sin capacidad de reacción y subió el 2-1 al marcador. Los amarillos no podían permitir un nuevo corte de digestión con todo un mundo por delante: 17 minutos. Los torrejoneros, por su parte, buscaron el cloroformo en el armario de remedios urgentes.
El plan comenzó a ser efectivo cuando Cecilio impuso el 3-1 en un saque da banda con las manos que tocó lo justo para superar a Espíndola. Otro esfuerzo que sumar a los deberes del Jaén con 11 minutos por delante en el cronómetro. Las cabalgadas de Lucão restaron segundos que dieron vida a los azules: en una de ellas, sirvió en bandeja el cuarto gol a Drahovsky, que no desaprovechó tal regalo. Raya pudo completar su triplete en una acción en la que se marchaba solo hasta que Espíndola le cortó el paso de manera brusca. El portero fue expulsado y provocó la inferioridad numérica del Jaén a falta de ocho minutos para la conclusión. Unos 20 segundo tardó Chaguinha en anotar el 5-1. Fue el momento del juego de cinco andaluz, a la desesperada. Sin demasiada claridad, no terminó de ser efectivo ni por consolación hasta el pitido terminal. Es más, Jesús Herrero cerró el asunto con el 6-1.
De esta forma, Alberto Riquer suma el primer título desde que se inició su etapa en el banquillo interista. Lo logra en su primera final y hace pensar que su equipo ha consolidado una identidad más cercana a la de triunfador que a la de aspirante. Han roto un techo de cristal que hacía tiempo que se les resistía.
SEMIFINALES:
El Jaén Paraíso Interior recuerda lo que es llegar a una final de Copa de S. M. el Rey
Los andaluces derrotan con heroicidad al Illes Balears Palma Futsal (3-2) y regresan al último partido del torneo del KO cinco años después
El Jaén Paraíso Interior se retrotrajo en el tiempo para vivir una de las épocas más felices de su historia, cuando arribó a tres finales consecutivas de la Copa de S. M. el Rey (2018-2020). Desde entonces, a pesar de estar muy presente en varias Final Four, han tenido que pasar cinco años para revivir esa vieja costumbre. Debió frenar la artillería del Illes Balears Palma Futsal para darse un baño de gloria y, a la vez, otro de alivio, pues no encontrará al Barça como último escollo, su verdugo en ese trienio fatídico. Quizá esta vez sea distinto.
El ritmo no tuvo nada que ver con la primera semifinal, debido, posiblemente, a que ambos son los clubes que más finales han disputado en la última década más allá de Barça, ElPozo Murcia Costa Cálida y Movistar Inter. Nueve hasta antes de concluir el duelo. Saben cómo jugar este tipo de encuentros.
Todo se desencadenó en el cuarto minuto, cuando Dani Zurdo corrió y asistió al segundo palo y Mati Rosa remachó para el primer gol. Por delante en el marcador y con una batalla física de por medio era el caldo de cultivo que más motivaba a los jiennenses: es un escenario idóneo para saber competir.
El Palma tuvo que activar el modo avasallador para marcar territorio. Son muchos los que probaron suerte, así que tendrán que disculpar que no los pongamos todos. Eso sí, el hombre que se repetía era Espíndola, constantemente. "Alabado sea", debieron pensar desde la esquina amarilla del pabellón. El Jaén las estaba pasando canutas.
Por momentos, parecía que a los andaluces les entusiasmaba la idea de la ruleta rusa, como si supiera que su rival tiene todas las de perder porque el revólver está trucado. A poco que se estirazaban, los de Dani Rodríguez convertían una gota de agua en un lago, todo lo contrario que el equipo balear, con una sed tremenda que sólo calmó el empate de Ernesto a falta de 10 minutos por jugar —un instante antes había estrellado una pelota en la cruceta—, así que se hizo borrón y cuenta nueva.
A continuación, Dani Zurdo provocó la quinta falta con mucho tiempo pendiente y aquello les dio respiro. No hubo sexta porque las aguas se serenaron a consecuencia de ese preciso contexto. Hasta que en el último minuto del primer acto, la expulsión de João Salla —previa revisión tecnológica— las volvieron a avivar. En esos 65 segundos no hubo novedades, aunque la inferioridad seguiría tras el descanso.
En la reanudación, el Palma estuvo rumiando la circulación hasta que Rivillos redireccionó un disparo fuerte y ajustado al palo derecho de Espíndola. La remontada se consumó (1-2). Poco tardó en nivelarse de nuevo. En cuanto los jiennenses recuperaron el quinto hombre, al minuto, un rebote benefició a Sanz, que no dudó en embocarla. Había 18 minutos por disputar y una vez más alguien pulsaba el botón de restart, con la tendencia claramente volcada hacia la portería de Luan: Dani Zurdo, Alan Brandi y Míchel empezaron a imaginar y, cuando el astro argentino, comienza a danzar, hay pocos escenarios que se le resistan.
El caos, eso sí, se turnaba de lado cada pocos momentos. El Palma entendía el juego como un ejercicio de responsabilidad, sin desperdiciar ataque alguno. Debían pensar cada pase, cada transición como si se tratara de la última oportunidad disponible. Eso les hacía peligrosos porque su arsenal es bien conocido: pólvora de cañones y metralletas de última clase. De todo, en otras palabras. En el otro bando, el Jaén buscaba desorden, contragolpes y segundas oportunidades para volver a estallar. En una de esas, Antoniazzi apepinó de tal forma la pelota que dejó de llamarse "esférico". Fue lo que necesitaba el cuadro amarillo, a falta de siete minutos, para creer en la victoria, para que el Palacio de Deportes de Cartagena latiera.
Más cuando Luan Muller fue expulsado debido a una acción sobre Míchel. Ahora eran los andaluces los que disfrutaban de dos minutos de superioridad numérica, aunque sin lograr embocar. A poco menos de cinco minutos salió Bruno Gomes con la casaca de guardameta para intentar lograr el empate a la desesperada. El aire era denso y la tensión impregnaba todo. Cada ocasión de los palmesanos ampliaba el espectro de emociones de las aficiones de todos los colores. Finalmente, los jiennenses terminaron sonriendo entre gritos de alegría.
Supone la décima final a nivel nacional de los de la capital del Santo Reino, nadie más al margen del Barça, ElPozo Murcia Costa Cálida y el Movistar Inter en la última década. También será la cuarta en la competición del KO, huelga decir también entre los que más. Su rival, el propio conjunto telefónico, también llega con sed de demostración. Como todas, una final que promete.
Movistar Inter revive para llegar a su cuarta final de Copa de S. M. el Rey
Los torrejoneros vencen al Servigroup Peñíscola (1-2) y volverán a luchar, precisamente, por el último título que levantaron, allá por 2021
El Movistar Inter ha vuelto. Al menos, del paseo que desde 2023 le ha alejado de su última final. Los madrileños consiguieron doblegar a un Servigroup Peñíscola que durante la mayor parte de la primera semifinal de la Copa de S. M. el Rey, disputada en el Palacio de Deportes de Cartagena, se vio sin la limpieza del resto del año. Los de Alberto Riquer domesticaron cualquier tentativa de sorpresa y devolvieron al estado tradicional de otras épocas, en las que el cuadro torrejonero era un habitual en los encuentros en los que se dirimen los trofeos.
La puesta en escena para los dos no estaba a la altura de sus trayectorias hasta este punto en la temporada. Ambos se mostraban tibios en las acciones y poco convincentes en los remates. Ni siquiera la entrada de Gauna y Pani al encuentro mejoró el asunto, incapaces de zarandear la chispa castellonense.
Hacían más ruido los que estaban fuera de la cancha, con sus vítores y tambores, que también tiene su mérito. En contra de lo que se podía esperar, el Peñíscola estuvo más nervioso en la búsqueda de sí mismo. No era reconocible: quizá porque ya no puede jugar tanto al despiste o quizá porque todavía no había puesto el pie en el acelerador. Se demostró que en toda la segunda parte no hallaron el pedal.
El Inter empezó a establecer su dominio. Primero con un mano a mano de Lucão ante Gus y, al poco tiempo, en el minuto 16, con la recogida del rechace de un disparo de Pani en el que Raúl Gómez salió al galope y cruzó al palo largo. Fue el primer tanto de la semifinal y, lejos de hacer reaccionar a los de Santi Valladares, les sumió en un desorden impropio. No están acostumbrados a este caos, más lejano al frenesí que tanto aprovechan y más cercano a la incomodidad y, sobre todo, a la tristeza.
El Inter generaba varias oportunidades seguidas, consciente de que su adversario estaba grogui. El colofón fue una pérdida de Gus en una de sus subidas en las que Bebe se encontró cara a cara con Gauna bajo palos. Salvó el argentino de manera milagrosa en un escorzo acrobático. El propio ala pudo, con dos segundos por disputarse, conseguir el empate con una sexta falta sin barrera que marchó fuera. Todo quedaba abierto para el segundo acto.
Y todo se olvidó al minuto y poco del reinicio. Un robo de Elías en media cancha y posterior pase al segundo palo halló a Víctor Pérez para igualar y, de paso, recuperar su esencia. Ocurrió entonces el partido que todos estábamos esperando: el estilo del Peñíscola llegó a tiempo para nivelar fuerzas y meter el miedo en el cuerpo torrejonero. De repente, el conjunto telefónico dejó de ver huecos que antes eran praderas y a sufrir las mordidas de su adversario, que apenas le permitía traspasar el círculo central. Cuando lo hacían, los chuts estaban desprovistos de confianza y eran detenidos por el guardameta toledano.
El juego parecía aletargado hasta que Diego Sancho, en otro sprint, golpeó un balón y fue tal el ruido que desprendió que recordó a todos que todavía quedaban diez minutos en los que nada estaba decidido. Lucão respondió con otra de sus acciones en banda e intento de vaselina, "¡uy!" de la grada incluido.
La fase en la que se adentró la semifinal empezó a ser pesada, sin demasiada claridad hasta que Raya, en la esquina del córner, disparó sin ángulo y Gus, que llevaba una tarde intranquila, no desvió suficientemente el balón, por lo que dio en el larguero y Bebe metió la punta de la zapatilla para instaurar el 1-2. Con poco más de tres minutos por delante, la cuesta se empinaba para los azulones.
El juego de cinco apenas dio rédito para los de Santi Valladares, que vieron cómo la semifinal se fue consumiendo poco a poco, sin esa eficiencia con la que han impregnado toda la campaña. Ni siquiera los barullos en el área que antes les sonreían lo hicieron este sábado. En cambio, a Cecilio sí para redondear el marcador (1-3).
La efectividad del vigente campeón de Copa de España fue domada por un Movistar Inter que jugará su cuarta final del torneo, precisamente el último que adorna sus vitrinas (2021), la primera con Alberto Riquer en el banquillo. Una nueva oportunidad de renacer después de cuatro años sin morder oro ante otro rival que está deseoso de nuevos éxitos: el Jaén Paraíso Interior.
Meta Catania, empate y primacía. Italservice Pesaro salvado. Vinumitaly Petrarca-Cosenza el playout. Aquí están los cuartos de final del campeonato.
Cada uno en su lugar. El espectacular 4-4 en Aversa ante el Napoli, donde ocurrió todo y más, permite al Meta repeler el último asalto de un Feldi Eboli. Victoria por 5-3 sobre Leini, hipotecando el liderato de la fase regular de la Serie A. La Roma 1927 se clasificó para cuartos de final con una contundente victoria por 3-0 ante un Came Treviso seguro. Ecocity Genzano quinto a pesar de la derrota en casa (4-2) ante el Sporting Sala Consilina. El salto definitivo lo dio el Fortitudo Pomezia: dobló al Benevento (10-5) y alcanzó al no clasificado L84, adelantándolo gracias a los enfrentamientos directos favorables.
LA CARRERA POR LA SALVACIÓN – Al Italservice Pesaro le bastó un empate, para evitar sorpresas los Rossini ganaron 7-3 en Avellino ante un Sandro Abate ya en playoffs y se salvaron evitando los playouts. Al final, el importante blitz del Pirossido Cosenza en Padua fue inútil: el 5-3 permitió a los Wolves calabreses superar a los paduanos en la clasificación y jugar la vuelta del play-off para mantener la categoría con el Vinumitaly Petrarca en casa. El Activo puso la guinda del pastel: remontó ante el Vitulano Drugstore Manfredonia y se impuso en la final por 4-3.